¿Uno de cada dos o dos de cada tres? Controversias sobre los niveles de egreso en la escuela secundaria.
A través de una mirada simplista sobre los datos estadísticos se ha instalado en la opinión pública que sólo la mitad de los jóvenes termina los estudios secundarios. Otra lectura indica que son dos tercios los que obtienen su título. La diferencia pasa por el tiempo en que los alumnos demoran en recibirse. Los más perjudicados son aquellos que provienen de los sectores populares: mientras que la escuela –pensada originalmente para formar a las elites- les abrió las puertas, los expulsa con sus prácticas y formatos que no logran adaptarse a la obligatoriedad del nivel.
En los últimos años se ha instalado en Argentina un nuevo modo de conversar sobre educación. Las cifras que se difunden sobre el tema en los medios de comunicación han llegado para quedarse y se han incorporado en las opiniones de públicos amplios. Porcentajes y cantidades son el punto de partida de argumentos y posiciones así como de señalamientos y aun de denuncias sobre el estado de la educación en nuestro país. Los discursos estructurados en torno a expresiones cualitativas como la defensa de la escuela pública o a la importancia de una educación de excelencia, parecen haber cedido lugar a titulares cuantitativos que informan sobre el porcentaje de estudiantes que no entienden lo que leen o sobre la cantidad de alumnos que se pasan a las escuelas privadas. La tendencia no es sólo vernácula ni tampoco se circunscribe a actores políticos-partidarios específicos, como puede comprobarlo cualquiera que haya oído discursos sobre la cantidad de universidades creadas en los últimos años o sobre la ineficiencia de las instituciones superiores.
Este cambio parecería ir en el sentido de ofrecer mayor rigor a los debates públicos a partir de la fundamentación que darían las estadísticas. Sin embargo, detrás de las cifras, muchas veces se esconden vacíos conceptuales, sesgos informativos o la intención de manipular opiniones a partir de expresiones revestidas de un falso rigor. Como los indicadores estadísticos no son capaces de dar cuenta de toda la complejidad de la realidad, en la medida que iluminan sólo una cara de los fenómenos o que seleccionan algún rasgo a destacar, tomar la parte por el todo lleva a construir visiones distorsionadas. Tal es el caso de una afirmación que ha circulado en un segmento de la opinión periodística en los últimos tiempos según la cual solo el 50% de jóvenes terminan la secundaria. Con la intención de ampliar este debate, este dossier del Observatorio Educativo de la UNIPE se propone dar perspectiva histórica al problema de las trayectorias de la escuela secundaria así como aportar otros indicadores que completan la descripción y el análisis de un fenómeno central para la discusión sobre la escuela media como son los niveles de egreso.